Fuente: Interculturalidad e infancias
«El tiempo ha cobrado otro valor: intenso, profundo. Quizás el mayor aprendizaje del Carnaval resida en mantener abierta la posibilidad de percibir y aún producir esos momentos de temporalidad distinta –extracotidiana, sagrada, o como quiera llamársela– para detener el vértigo urbano y cambiarle el sentido. Generar pequeños carnavales interiores que permiten la renovación de nuestras fuerzas, única posibilidad de modificarnos cuando percibimos que los opuestos pueden unirse, que la realidad no es más que una lectura de la realidad. Aceptar que el caos es necesario, que la ruptura dionisíaca del bailarín murguero, el disfraz que permite mostrar nuestras verdaderas máscaras, el canto callejero que viene de lejos, posibilitan el posterior orden en que habrá de fluir nuestra existencia. Se trata de pensar en carnaval sin las ataduras lógicas convencionales de una racionalidad necesaria pero limitada, desarrollando esa capacidad de barajar y dar de nuevo interminablemente como lo hacen nuestros pueblos desde el principio de los tiempos. Se trata de aprender a dejarnos estar interrumpiendo el transcurso. Se trata de meternos de lleno en los ritos que nos identifican y de crear los nuevos ritos que habrán de proyectarnos.»
Pensar en Carnaval por Héctor Ariel Olmos, En El universo creativo del carnaval . Selección de textos de la publicación El Corsito / Anónimo; compilado por Coco Romero. Buenos Aires. Libros del Rojas. 2018.