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Corona Virus

José Muchnik

El virus ya llegó carnaval de la muerte
El virus ya llegó sin pasaporte clandestino
Llega a pié llega en tren, matando por los caminos
¡Corona ! ¡Corona virus ! ¡También llega en bus!
Sin papeles sin visa ¿Quién vio su color?
Es rojo es negro, es amarillo y blanco
¡Hay que pararlos hay que expulsarlos!

Donald despiértate, están llegando millones
Hay que remontar el odio ajustar los bulones
Elevar murallas con dólares y hormigones

Brexit virus exit, brexit virus exit
¡Hay que pararlos hay que expulsarlos!
¡Chuky chuky chuky chuk!

No se asuste mi amigo no se asuste
Rey Momo con su murga al virus purga

El virus eres tú, el virus son ustedes
Ustedes que encierran las nubes en jaulas
Ustedes que arrancan a los sueños su savia
Ustedes que confunden felicidad con plata

Donald despiértate, están llegando millones
Hay que remontar el odio ajustar los bulones
Elevar murallas con dólares y hormigones

Brexit virus exit, brexit virus exit
¡Hay que pararlos hay que expulsarlos!
¡Chuky chuky chuky chuk!

Corona cerveza mexicana
Corona crown of the queen
Corona de la reina corona
Corona cocó, corona queen

El virus ya llegó me encierro en el galpón
Cierro las ventanas me pongo el calzón
Morfo papa fritas con un Mac Do

No se asuste mi amigo no se asuste
Rey Momo con su murga al virus purga

Brexit virus exit, brexit virus exit
¡Hay que pararlos hay que expulsarlos!
¡Chuky chuky chuky chuk!

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“La hija de Jauretche”, la novela que rescata la figura del emblemático pensador argentino

Gabriel Russo se vale de la historia argentina para construir una novela atrapante y fascinante

 POR MARIEL ZANI LUNES 30 DE DICIEMBRE DE 2019 – DIARIO VIVO

La figura del emblemático pensador argentino, Arturo Jauretche, es rescatada por Gabriel Russo en su novela “La hija de Jauretche”, publicada recientemente por Ediciones Ciccus.

Jauretche, quien vivió entre 1901 y 1974, tuvo una vida en la cual se reflejó claramente la realidad de nuestro país durante el yrigoyenismo y el nacimiento del peronismo.

“La hija de Jauretche” se embebe de la historia argentina para presentar una novela atrapante. Por sus páginas desfilan personajes emblemáticos como Homero Manzi, Raúl Scalabrini Ortiz, Juan José Hernández Arregui, “El Colorado” Abelardo Ramos, entre otros personajes de las letras y la política argentina, y sus charlas reflexivas con el pensador de Lincoln en el “Castelarcito”, su café preferido.

El autor construye en este libro un personaje bien criollo y campechano, que matiza sus diálogos políticos con explicaciones de frases hechas, lugares y comidas.

Russo recupera a Jauretche como el gran pensador y escritor que ha sido, pero también destaca su humanismo, caracterizándolo como un ser sensible al sufrimiento ajeno, entristecido por los avatares de su país, y con sus obsesiones a flor de piel por el devenir de la política argentina.

A través de la vida del autor de “Los profetas del odio y la yapa” y del “Manual de zonzeras argentinas” Russo también sumerge al lector en historias paralelas, del mundo y de la Argentina.

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Aprender de Neuquén

Por Gastón Garriga para AGENCIA TIMÓN

Una elección, dos disputas. Una elección es primero una disputa por los votos pero luego, enseguida, una disputa por la instalación de la lectura dominante de los resultados. La primera es la más importante porque de ella dependen las cuotas de poder que se obtienen, pero la segunda no puede subestimarse ni abandonarse. Tiene peso simbólico e incide en la opinión pública.

En el caso neuquino, quedó clarísimo que el gran ganador fue el MPN y el gran perdedor, Cambiemos, al punto de que candidatos de otros distritos se bajan para ahorrarse la paliza. Equidistante de ambos, la performance del peronismo unido dejó un sabor innecesariamente amargo, debido a la infundada ola triunfalista de los días anteriores. Corresponde a las autoridades provinciales del PJ y jefes de campaña chequear si en las encuestas hubo impericia, si algún gorila metió la cola, si algún propio las infló deliberadamente o si en el último tramo parte del electorado de Cambiemos optó por un voto útil y netamente antiperonista para evitar la victoria de Rioseco.

Se requiere un esfuerzo importante para derrotar a un oficialismo. La cancha de la política suele estar inclinada a su favor. Vale para todos ellos, pero en especial para uno con ADN peronista, sesenta años de experiencia y regalías petroleras. La ingenuidad -o su gemelo el triunfalismo- son hoy pecados capitales.

La fe antiperonista, a prueba

Todo invita a pensar que la ideología antiperonista, en su versión más pura, está recuperando su fanatismo, más propio de cruzados medievales que de democracias modernas. Si ellos se perciben como “el bien absoluto” ( “la mafia del bien”, diría Jorge Asís), entonces en su cosmovisión el peronismo -y con él los populismos regionales provenientes de esa familia- es su contracara, el demonio, la perdición, el pecado, el infierno y todo lo que podamos agregar en esa línea.

Algo de esto ya se insinuó en el penoso discurso presidencial de apertura de sesiones. Sin salida de la crisis a la vista, con el trillado discurso anticorrupción malherido por el tándem D’Alessio- Stornelli- Santoro, muestra perfecta del lawfare o relaciones carnales entre inteligencia, justicia y medios, al gobierno sólo le queda la carta del “voto abnegado”.

Se trata de una forma de pensamiento mágico, de raigambre muy pero muy cristiana. La idea del sufrimiento terrestre como condición necesaria para acceder al paraíso, la idea del sacrificio como camino hacia la salvación tienen un peso y una tradición importante en nuestra cultura y por eso mismo son un clásico de la derecha, desde “hay que pasar el invierno” hasta “estamos mal pero vamos bien”.

Pero son relativamente fáciles de desmontar. En primer lugar, porque esto es política y economía, no religión. Los esfuerzos deben articularse en una estrategia y con un fín último, cosa que el presidente no explica, no sólo por su limitada oratoria, sino porque no los tiene. Su plan se reduce a tratar de dominar el dólar, aunque últimamente ni eso logra. La historia argentina demuestra que cuando estamos mal, vamos peor.

Hay algo peor que un necio o un burro: un hipócrita. Los que nos demandan sacrificios y nos tratan de vagos o flojos son los que ganan con cada devaluación, los que hacen diferencias obscenas con las tarifas de servicios. Siguiendo la comparación bíblica, son los fariseos, los mercaderes que hacían negocios incluso en el templo. Hasta que Jesucristo, recordemos, los echó.

Lo que viene: pensar con audacia

“La unidad es necesaria pero no suficiente”, declaró Alberto Fernández con el resultado recién difundido. No fragmentar el voto propio es casi la primera regla para lograr una oferta electoral competitiva. Pero eso no resuelve el dilema de cómo interpelar y convencer al votante  independiente.

“Hay que hacer algo más”. Sí, ¿pero qué? Una respuesta posible es una campaña molecular, es decir, el entusiasmo popular de las tres semanas transcurridas entre octubre y noviembre de 2015 -“la campaña que hizo el pueblo”-, pero con una orgánica y tres años de conocimiento, análisis y experiencia.

*Licenciado en Comunicación (UBA), Posgraduado en Comunicación Política (FLACSO), miembro fundador de Grupo Nomeolvides.

Fuente https://gastongarriga.com

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El profesor del Papa Francisco

Página 12 – 28 de noviembre de 2019

Por Emilce Cuda

Un grande de la Patria Grande nos deja. Juan Carlos Enrique Scannone, sacerdote jesuita, padre de la Filosofía de la Liberación latinoamericana y promotor de la Teología del Pueblo, falleció ayer, miércoles 27 de noviembre, en San Miguel, Provincia de Buenos Aires, a los 88 años.

Quien hoy es conocido en el mundo como el profesor del Papa Francisco, nació en Buenos Aires el 2 de septiembre de 1931 y tuvo brillo propio. Un porteño de ley, hijo único de madre viuda, que se crió en la calle Corrientes frente al teatro Opera, que llegó a estudiar en Europa con Karl Rahner, Max Muller y Paul Ricoeur, y que regresa a nuestra tierra a pensar la liberación a partir de la sabiduría popular, salió al mundo a dar razones de nuestro modo particular de ser pueblo y lucho en los espacios académicos por su unidad y liberación incansablemente hasta su muerte.

Aunque formado en la filosofía europea, encontró en América Latina otra mediación para hacer teología: la cultura popular. Como sintetizador de la filosofía y la teología argentina, tradujo al mundo el pensamiento de Lucio Gera y Rodolfo Kusch. Como filósofo de la liberación, tomó la realidad como punto de partida. Como jesuita, tuvo al evangelio como principio de discernimiento. Como filósofo del pueblo, fue el primero en enunciar la posición analéctica ante el conflicto social como lugar de constitución de las identidades. Como teólogo, propuso un método: preguntarse “por dónde pasa Dios hoy”, escuchando el lenguaje simbólico de Juan Pueblo, y buscando sapiencia donde otros solo ven ignorancia.

Scannone dialoga en Europa con figuras como Emmanuel Levinas, Enrique Dussel, Juan Luc Marion, Hugo Rahner y Jean Ladriere. Desarrolla el pensamiento latinoamericano de liberación junto a teólogos de la altura de Gustavo Gutiérrez, Peter Hunermann, Helder Cámara, Ignacio Ellacuría, Pedro Trigo, Juan Hernández Pico y Víctor Codina. Trabaja en Argentina con Lucio Gera, Amelia Podetti, Dina Picotti, Alberto Methol Ferre, Ricardo Ferrara, Roberto Walton, Carlos Cullen, Rodolfo Kusch, Mario Casalla, y Miguel Ángel Fiorito -“su maestro”.

Se recibió de Licenciado y Profesor de Filosofía en la Facultad de Filosofía de la Universidad del Salvador en San Miguel. Obtuvo su Licenciatura en Teología en la Universidad de Innsbruck, Austria, y su Doctorado en Filosofía en la Universidad de Múnich, Alemania. Recibió dos doctorados honoris causa: uno por la Universidad Católica de Córdoba en Argentina, y otro por la Universidad Sofia en Italia. Fue dos veces decano de la Facultad de Filosofía de la USAL, y luego profesor emérito. Como profesor invitado, dicto catedra en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y en las universidades de Frankfurt, Salzburgo, Viena, México, Chile, Múnich y Bruselas.

En dialogo con intelectuales de universidades públicas y privadas de toda América Latina, Europa y Estados Unidos, fue abriendo camino para que la filosofía y la teología latinoamericana entrara en esos espacios. En los últimos tiempos formó parte de distintos grupos de trabajo internacionales, interdisciplinarios e interreligiosos para impulsar el cambio de paradigma cultural propuesto por el magisterio del Papa Francisco. Integraba el histórico Grupo Farell, el grupo de trabajo CLACSO sobre Teología, Ética y Política, el de Cultura Popular de la Facultad de Teología de Villa Devoto, y el de Antropología Trinitaria del CELAM -institución de la cual era miembro consultor para el área de moral social. Participaba activamente de ASOFIL, y unas semanas antes de su accidente cardiovascular, había fundado en Rio de Janeiro, junto a prestigiosos teólogos de todo el continente, la red Eclessia en América para abrir el dialogo Norte-Sur después de Laudato Si. En los últimos anos tuvo un fuerte reconocimiento de la universidad nacionales en Argentina, participando de debates y conferencias en Lanús, Lomas de Zamora, Jauretche y UBA.

Scannone fue un hombre incansable que trabajo sin parar, con claridad y lucidez hasta el último minuto. Podía mantener silencio en cuatro idiomas, lo que daba cuenta de su templanza. Se animaba a debatir todos los temas, y era siempre quien tiraba un cable a tierra cuando en el calor de la discusión las ideas superaban la realidad. Escuchaba y leía a todos sus discípulos, asistía a sus conferencias, se sentaba entre la gente, y tomaba nota. Era un hombre de una gran memoria, retenía tanto textos completos como detalles prácticos de la vida cotidiana, con una capacidad extraordinaria para captar lógicas extrañas casi de manera inmediata. En los viajes, cuando nos creíamos perdidos, el era el primero en orientarse y guiarnos, a nosotros, que creíamos cuidarlo…

Su obediencia a la Iglesia y al Papa era ejemplar, y no por eso dejaba de ser crítico. Como buen jesuita ensenaba a discernir de manera situada escuchando atentamente al pueblo. Ante la crisis, repetía que el Enemigo no es persona sino un sistema de relaciones injustas y, sin temor al conflicto, promovía la idea de un dialogo social como unión en la diferencia.

Su pensamiento -que es el eco de muchos pensadores argentinos a quienes escuchaba-, esta traducido a varios idiomas. Los últimos anos, con la llegada de Jorge Bergoglio al pontificado, sus viajes se multiplicaron exponencialmente. Cansaba el solo hecho de verlo de un lado al otro del mundo con su pequeña maleta en la mano, y su maletín cruzado en la espalda, donde cargaba su computadora. Era capaz de ir, con 87 años, de Roma a China y de China a Bello Horizonte, todo en una semana, sin parar y sin chistar, viajando en turista y haciendo la fila en los aeropuertos como uno más. Su agenda estaba completa hasta el 2022, pero advertía que mañana podría ya no estar, algo que no lo angustiaba porque tenia una fe inquebrantable. Gran intelectual, profesor y amigo, era sobre todo un verdadero ejemplo de contemplación en la acción que nos marcó un camino. Scannone, uno de los santos de al lado, de los que habla el Papa Francisco.

Entre sus obras más destacadas se pueden mencionar: Ser y Encarnación (1968), Teología de la Liberación y Praxis Popular (1976), Nuevo Punto de Partida de la Filosofía Latinoamericana (1990), Sabiduría Popular y Liberación (1992), Teología del Pueblo (2017).

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“Jauretche era un tipo que se peleaba con Perón pero por la construcción a favor”

EXCLUSIVO AGENHOY, NACIONAL

El escritor Gabriel Russo, decidió sumergirse en el género de la novela para relatar pasajes de la vida de un personaje clave en la historia política argentina del siglo XX, Arturo Jauretche.

Parafraseado por miles, Jauretche dejó un legado mucho más rico que el de “las zonceras argentinas”. Su propia vida fue reflejo de la realidad nacional durante el yrigoyenismo y el nacimiento del peronismo. Gabriel Russo reivindica, otorga valor y ensalza a Jauretche haciéndolo protagonista de su primera novela, publicada por Ediciones Ciccus.

“La hija de Jauretche” tiene el valor de la historia novelada y el deseo desde la intencionalidad de su autor de divulgación a través de las voces de los protagonistas. Desfilan por las páginas de esta novela Homero Manzi, Raúl Scalabrini Ortiz, Juan José Hernández Arregui, “El Colorado” Abelardo Ramos, entre otros personajes de las letras y la política argentina, y sus charlas reflexivas con el pensador de Lincoln en el “Castelarcito”, su café preferido.

A su vez, Russo construyó un don Arturo bien criollo, campechano y coloquial, que matiza sus diálogos políticos con explicaciones de frases hechas, lugares y comidas, informando al ávido lector. Lo recupera como el gran pensador y escritor que ha sido, pero también rescata y destaca su humanismo, caracterizándolo como un ser sensible al sufrimiento ajeno, entristecido por los avatares de su Patria, y con sus obsesiones a cuestas, como cualquier paisano. El secreto de Jauretche, resguardado por sus biógrafos, parece revelarse en esta ficción.

“Siempre traté de hablar de la causa y pensamiento nacional, yo con formación políticamente peronista”, expresó en diálogo con la 97.7, Gabriel Russo, autor del libro. Y agregó: “Todos somos militantes, el tema es que unos militamos por la causa nacional y otros para otra causa. Jauretche era un tipo que se peleaba con Perón pero por la construcción a favor”.