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La fuerza vital del juego

juego y vida hilda cañeque

Por Revista La Brújula (05/01/2021)

Recientemente publicada por Ediciones CICCUS, la obra Juego y vida, de Hilda Cañeque, revela cómo la creatividad del juego desencadena en las personas una apertura psicológica, cuya fuerza habilita al ejercicio de la libertad. En el barrio de Caballito, la Escuela del Parque pone en práctica estas herramientas con experiencias de aprendizaje lúdico. Una perspectiva educativa y psicológica del juego que ayuda a reconfigurar sus usos y aprovechar los dones de la ilusión de jugar.

Hilda Cañeque es licenciada en psicología y ciencias de la educación, con trayectoria internacional en la docencia y la investigación en temas juego y creatividad. Su obra, Juego y vida, profundiza el tema desde diversas vertientes, que incluyen el juego libre y reglado, el juego y las tradiciones de la sabiduría popular, los grupos de juego para personas adultas, las funciones específicas del juego y su importancia en la terapia infantil.

LB: Normalmente consideramos que el juego es un ejercicio infantil. Sin embargo, el libro es una invitación a pensar y practicar los usos del juego más allá de las edades: ¿Cuál es la característica (o características) que hacen del juego una práctica transversal a cualquier edad? 

HC – El juego es una diversión. Es decir, una versión diferente de la realidad. Tanto niños como adultos crean en el juego una profunda interrelación entre realidad y fantasía. Para el jugador de fútbol, la pelota es mucho más que una esfera. Además, para ambos, el juego es catártico, socializante y constituye un permanente banco de aprendizaje. Desde los comienzos del mundo hay cuatro actividades que son esenciales para todas las edades en todas las culturas: bailar, cantar, jugar y hacer silencio.

LB: Solemos asociar al juego con actividades ociosas, improductivas, incluso inútiles, aunque también divertidas y placenteras. ¿Cómo afecta esta ambivalencia en las creencias sobre lo que es el juego y en las formas de jugar? 

HC: Quienes asocian el juego con el ocio improductivo e inútil, generalmente le tienen miedo al ejercicio de la libertad que implica el verdadero juego.

LB: ¿El juego se contrapone al trabajo?

HC: El juego con alto margen de libertad se contrapone con el trabajo: no produce ni bienes ni servicios. Es una conducta distinta al trabajo: se desarrolla en ámbitos distintos, tiene objetivos distintos, reglas distintas y resultados muy distintos. El juego más reglado puede acercarse a algunas pautas del trabajo pero en este caso, pierde libertad y creatividad.

LB: La convención de ganadores y perdedores organiza la mayoría de los juegos ¿Por qué es tan importante ganar o perder? ¿Cómo nos afecta este principio arbitrario?

HC: Esa convención de ganadores y perdedores se ha establecido como fundamental en un mundo donde cualquier tipo de competencia se considera valiosa. Los juegos más profundos no valorizan de esta manera la competencia, por ejemplo el juego sexual. El deporte sí genera perdedores y ganadores en una competencia saludable si es bien dirigida e intencionada. Su ejercicio resulta imprescindible hoy para la curación de adicciones, que han tomado una posición importante en la cultura.

LB: En el libro referís a la creatividad como atributo para transformar lo dado: ¿Cómo surge esa posibilidad y por qué el juego nos habilita a encontrar este don?

HC: La creatividad es una habilidad que se entrena. Hay personas más creativas que otras por la práctica que tienen en el proceso de transformar lo dado y su propia historia. Esta posibilidad surge a partir del juego interno que cada uno hace con su propia valija de fantasías, deseos y sueños, que tal vez son ocultos para los demás.

LB: En un mundo cada vez más mediatizado por pantallas, los videojuegos son uno de los principales hábitos lúdicos, tanto en la infancia como en la adolescencia, e incluso en personas adultas ¿Por qué crees que tienen tanta pregnancia y cuáles son las críticas que realizás a este avance masivo de consumo digital, que desplaza a otras formas tradicionales, como los juegos de mesa o los juegos al aire libre, al desuso? 

HC: Los videojuegos prendieron porque son formas de jugar que las personas encuentran para canalizar sus angustias con poco esfuerzo. Hoy, los trabajos están muy exigentes e inseguros y los adultos llegan a sus casas agotados. La pantalla se les regala para prolongar de otra manera el día, sin pedirles nada. Lo problemático es el abuso de los videojuegos y el espacio que le sacaron al juego libre, a los juegos tradicionales, a los juegos reglados, al deporte… El abuso trae falta de foco en el proceso atencional, reduce la capacidad de autocontrol, genera violencia sin sentido, rechaza el esfuerzo, provoca miedos, genera poca tolerancia a la espera, produce aislamiento y poca resiliencia, entre otros síntomas que son muy difíciles de revertir. 

Aprender jugando: De la teoría a la práctica

En la Escuela del Parque, en Caballito, practican diversas formas de jugar, que confluyen con los procesos de aprendizaje que suceden en las aulas. Marta Frenkel es directora de la institución y conoce en detalle el abordaje que hace Cañeque sobre el tema, llevando estas reflexiones a la práctica concreta.

LB: ¿Cómo aprovechan el juego en la dinámica escolar? 

MF: En la Escuela del Parque pensamos que el espacio privilegiado del juego se encuentra en los recreos, por los que estos momentos son especialmente planificados. Tal cómo se relata la experiencia en “Juego y vida”, se buscaron materiales, espacios y tiempos para favorecer los juegos simbólicos, el desarrollo de la capacidad narrativa y la socialización  de todos los grados, o sea el armado de grupos espontáneos «multiedad».

LB: ¿Qué ventajas encuentran en el uso de juegos para el aprendizaje?

MF: Son múltiples las ventajas de los juegos en el aula. Por ejemplo, en ciencias sociales, los juegos de simulación permiten realizar anticipaciones y elaborar hipótesis de diferentes momentos históricos. Los juegos de cartas como la escoba de 15, permiten  en matemática realizar cálculos mentales. Las materias de artes permiten ampliar el desarrollo creativo… Así se podría pensar en  toda la currícula.

LB: ¿Conocen otras escuelas en la Ciudad de Buenos Aires que incorporen el juego en sus dinámicas? 

MF: Muchas escuelas de la Ciudad, tanto de gestión pública como privada, lo vienen practicando desde hace varios años. El Instituto Superior de Tiempo Libre y Recreación forma profesionales en este marco teórico. Hay muchas juegotecas en diferentes barrios de la ciudad, algunas de ellas funcionan en escuelas o comedores. Sin embargo, todavía hay un largo camino que recorrer para que en la formación de los futuros docentes, el juego sea clave para el aprendizaje. Tendría que ser tema central en los planes de las carreras docentes, ya que la Argentina adhiere a la Convención Internacional por los Derechos de la Infancia, que incluye el derecho inalienable al juego y la recreación.

LB: Existe una noción de la escuela como un lugar aburrido y exigente: ¿Por qué se desestiman las herramientas que el juego ofrece como dispositivos educativos además de lúdicos?

MF: Hay una concepción de productividad trasladada del campo laboral al escolar. Por un lado, se asocia al juego con el ocio improductivo. Por otro lado, el horario escolar, así como la organización por grados, tienden a copiar el modelo fabril del pasado siglo XX. A medida que se avanza desde el nivel inicial en adelante se va perdiendo el lugar del juego: tanto del juego libre como del juego como recurso didáctico.

LB: ¿Qué desafíos educativos tiene la escuela contemporánea, a diferencia de otras épocas o generaciones y cómo puede intervenir el juego para afrontarlos?

MF: Tenemos que pensar ya en la escuela post pandemia. Percibo en estos momentos una  corriente de revitalización del juego. Esta edición del libro de Hilda Cañeque sería un ejemplo en este sentido. La pandemia generó un intercambio grande de experiencias. También se impuso el uso de recursos tecnológicos para docentes y estudiantes. Hay conocimientos que eran útiles de ser enseñados hace 100 años atrás, ya no. Es importante distinguir y seleccionar los contenidos prioritarios y el sentido de la presencialidad. El juego, sin duda, sigue siendo clave para que la escuela no pierda su dimensión humana.

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