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¡Feliz cumple querido Carlino!

¡Feliz cumple querido Carlino! No podía ser de otra manera, peronista de la primera hora, nació un 17 de octubre de 1932. El poeta de Perón, y también ¡el poeta del Papa Francisco! Amigo y compañero de todos, fue periodista, docente, exboxeador, librero, docente, actor, titiritero, militante de la Resitencia Peronista y sobreviviente al bombardeo a la Plaza de Mayo.

Alfredo Carlino en el programa Puerto Cultura

Carlino estuvo en las listas negras de las últimas dictaduras: en 1955, con la Fusiladora, fue perseguido por la ley antiterrorista de Pedro Eugenio Aramburu; en 1966, por la ley anticomunista de Juan Carlos Onganía, y en 1976, por la ley antisubversiva de Jorge Rafael Videla. Perón le tenía tanto cariño a Carlino que encargó que le hicieran un retrato desde su exilio en Madrid, y en 1973, con Perón de vuelta en Argentina, fue nombrado coordinador de Prensa y Difusión.

El mismo día de su cumpleaños lo encontró partiendo de su trabajo hacia la histórica movilización a Plaza de Mayo para pedir la liberación del Coronel Perón. Allí vió caer al jóven Darwin Passaponti, asesinado por los disparos cobardes surgidos desde el interior del diario Crítica, a quien homenajeó en uno de sus poemas Seguimos luchando por la Liberación, incluido en su libro Canto a la Resistencia Peronista, publicado por CICCUS en 2015.

Homenaje a Alfredo Carlino, en el marco de la reciente declaración efectuada por la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, quien reconoce su trayectoria y obra como aporte a la visibilización de las culturas populares argentinas. Palabras de Juan Carlos Manoukian, director de CICCUS, su editor, «el de las causas perdidas», como Carlino lo llamaba: el encuentro entre Manoukian y Carlino, y de cómo se publicó su célebre antología «50 años con la poesía».

Alfredo Carlino siempre ha sido un trabajador de la cultura popular involucrado con su tiempo y su historia, con la problemática del país y con la profunda convicción de quienes creen en un futuro de justicia social y bien común.

En su poema 17 de octubre dice:

Y ellos,
los mascarones de proa,
los pitucos del privilegio,
no sabían
que la música venía
igual e idéntica a tantos sueños
malversados y rotos
por el tiempo colonial.
No sabían
pero la música estaba
oculta detrás de cada overol,
en cada grito.
Estaba el 17
que le creció a la ternura
en la calle ganada repentinamente.
Iban las magnolias y los cipreses del protagonismo.
Ibas los sin nombres,
sin abuelos del Patriciado,
sin estancias ni vacas sagradas.
Eran la nada por eso el todo.
Bandoneones afinados en la latitud del barrio,
guitarras, bombos y charangos
venían ocultos en la densa brumosidad,
detrás de la ternura,
en la intimididad de un pueblo,
gestador de la multitud sobre la plaza,
el día, el sol,
la utopía,
el rescote del Coronel
y la honrada victoria
del oprimido.

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