Publicado el Deja un comentario

Educar y gestar en cultura

De lectura imprescindible para los ministros/as de cultura y educación que asuman el próximo 10 de diciembre de 2023.

Por Ricardo Luis Acebal

El texto de la contratapa expresa claramente por dónde hay que empezar para corregir una «equivocación» que parece ser eterna en nuestra Patria. Subrayo parte de ese texto, que a continuación usted podrá leer en su totalidad: No hay educación sin cultura; simplemente porque esta es la matriz, el marco, el contenido y el fin de todo proceso de formación humana.

Descripción

Toda actividad humana nos remite indefectiblemente a un determinado contexto cultural: a un tiempo, a un espacio, a unas formas de comunicar y de organizar socialmente la supervivencia y, también, a ciertas maneras de producir y reproducir un universo significativo. En ese contexto, la función principal de la educación, desde que existe históricamente como institución, ha sido formar culturalmente no solo a niños y jóvenes, sino también a los restantes miembros de una sociedad.

Las acciones educativas son una construcción socio-histórica y, por lo tanto, en un sentido amplio: cultural. La educación es siempre emergente de una cultura, entendida esta como una forma integral de vida. La finalidad de todo proceso educativo es la formación humana integral y es éticamente imprescindible preguntarse: ¿desde qué modelo de humanidad estamos operando en nuestra práctica profesional? ¿Es ese el modelo al cual aspiramos y en cuya construcción queremos colaborar? Y si no lo es, ¿cómo construimos algún otro? Todo proceso formativo (educativo) es total, y cualquier separación entre lo físico, emocional y mental debe ser operativa.

No hay educación sin cultura; simplemente porque esta es la matriz, el marco, el contenido y el fin de todo proceso de formación humana. Así, todo docente es un gestor cultural y, en gran medida, todo gestor cultural educa con su hacer.

Si la «equivocación» con respecto a que antes que nada debemos tener bien claro entender de qué hablamos cuando decimos CULTURA, si ese «error» se hubiera patentizado en la gestión de los gobiernos surgidos de golpes de estado vendepatria (1955, todos los de los años 60 y 70 que culminaron con el exitoso proceso de asesinato nacional 76/83) estaría claro el porqué del «error». Pero ocurre que a toda esa etapa negra de nuestra Historia le sucedieron gobiernos elegidos democráticamente durante los últimos cuarenta años.

Y la constante parece ser que el último tema a resolver siempre parece ser a quién se designa secretario de Cultura en las municipalidades y en las provincias y del mismo modo en cuanto al gobierno nacional en lo que respecta a los ministerios de Cultura y de Educación.

Es como si esos cargos se cubrieran solo para cumplir con el protocolo. Entonces ahí se nombran (con poquísimas honrosas excepciones) a «amigas/os», personas que no se prepararon nunca para esos cargos y por lo tanto no tienen la menor idea de qué van a hacer en el corto, mediano y largo plazo.

Si el/la nuevo ministro/a de Cultura proviene del Teatro, el 75% de su presupuesto se irá en escenarios y plateas por todos lados. Lo mismo ocurrirá si proviene de la Música, o del Cine, o etc.

¿Cuándo se entenderá que un funcionario que conducirá CULTURA (y también Educación) debe tener un proyecto, un plan abarcativo que se ocupe de todos los aspectos que conforman la Cultura  y que la cosa no es inaugurar pomposos centros «culturales» en pleno centro de las capitales y/o cabeceras municipales sino clubes barriales donde puedan concurrir niñas, niños y jóvenes a quienes se les informe y eduque (enseñando a «pensar», usar el bocho, no el celular y el tic toc) como humanos nacidos en una tierra riquísima en culturas autóctonas. Que no significa ser «retardatario» saber de dónde se viene, porque a partir de esa claridad se instrumentarán las políticas que nos convengan como nación y nos sirvan para dejar de ser colonia.  

Por eso recomiendo que los futuros ministros/as y secretarios/as no dejen de leer lo que escribieron Olmos y Santillán Güemes, dos docentes nacionales (no nazionales) con amplísima experiencia, a partir de la página 43: Breve historia del término y el concepto «cultura».

Asimismo les recomiendo en la página 79 Cultura garpa (Apuntes y reflexiones sobre cultura, política y poder).

También Enseñar la región, desde la página 107.

En realidad les recomiendo TODAS las doscientas páginas, muy bien editadas por Ciccus. A fin de que se interesen más en la lectura y teniendo en cuenta (sobre todo los docentes) que ya estamos llegando al fin de las clases y por lo tanto vamos a tener un poco más de tiempo para leer y sobre todo reflexionar, a continuación se reproducen el índice y otros datos que forman parte del libro.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.