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Cuando no hay industrialización, no hay desarrollo y aumentan el desempleo y la pobreza

Fuente: Agencia Paco Urondo

AGENCIA PACO URONDO dialogó con el doctor en Historia Marcelo Rougier, especialista en el desarrollo industrial de Argentina. Es autor, entre otros libros, de «La industria argentina en el tercer siglo». ¿Es una utopía la Argentina industrial?

APU: ¿Milei es el final de la posibilidad de una Argentina con desarrollo industrial?

MR: Es una avanzada más, como hubo otras, como fue la última dictadura, el menemismo o el macrismo. Por supuesto, el gobierno de Milei le asigna un rol menor al sector industrial, porque basa su propuesta económica en las ventajas comparativas del país. Entiende que la industria es un sector subsidiado, costoso, poco eficiente. En el marco de un relato que asocia al proteccionismo industrial con el peronismo y con la decadencia del país. Es un relato que estuvo presente con Martínez de Hoz, en el menemismo y también en el macrismo (sobre todo al final). 

APU: En el siglo XX, entre 1930 y 1976, Argentina tuvo un modelo de industrialización que dio resultados muy notables. Argentina tenía en los 70 niveles de igualdad, empleo y bienestar muy importantes. Después, ese proyecto industrial se abandona en los 45 años posteriores, excepto durante las gestiones kirchneristas. ¿Por qué la industrialización no logra un consenso social y económico?

MR: Entre 1930 y 1976 hubo un consenso pero también hay que mencionar que hubo idas y vueltas, aunque sobre un consenso general. Como señalás, hay un vínculo muy claro entre industrialización y desarrollo. Desde 1976, donde hay un cambio de proyecto económico, prácticamente el país no crece o lo hace a tasas muy bajas, generando desempleo y pobreza. Cuando no hay industrialización, no hay desarrollo. Es importante marcar esa relación. Volviendo a tu pregunta, hay que ver lo que pasó en todo el mundo, sucedió en muchos países latinoamericanos. Esa Argentina muy industrial, que tiene logros tecnológicos y de desarrollo muy importante convive con problemas políticos muy severos, como es la proscripción del peronismo durante 18 años. 

APU: Al interior del desarrollo industrial argentino había una puja entre el peronismo y el desarrollismo, como dos formas de conducir ese proceso. ¿Lo ves así?

MR: Había una puja entre una alianza entre sectores sindicales y del capital nacional, versus las empresas extranjeras, que habían llegado especialmente con el desarrollismo. El retorno del peronismo en 1973, busca reforzar con el peso del Estado a la burguesía nacional, buscando restringir a los capitales extranjeros. Pero se da en un marco mundial de cambios en el capitalismo, con mayor peso del sector financiero, por fuera de los sectores productivos tradicionales (industria o agro). La herramienta clásica es la deuda externa. Tanto en la dictadura, como en el menemismo o en el macrismo, se sostienen gracias al endeudamiento externo. Veremos qué pasa con Milei ahora. 

APU: Desde 2002 hasta 2015, Argentina volvió a tener desarrollo industrial. Y se volvieron a repetir problemas que ya habían pasado, como es el crecimiento de la inflación y el cuello de botella vinculado a la falta de dólares. Con la industrialización aumentan las importaciones (de insumos para las propias industrias) y eso impacta sobre la balanza comercial. Ya había pasado entre 1930 y 1976 y se había estudiado mucho, por ejemplo, Marcelo Diamand. ¿Por qué creés que se repitieron los mismos problemas?

MR: Es interesante que traigas a Diamand, porque se dijo que fue un ideólogo, junto a Aldo Ferrer, del programa económico kirchnerista. La Argentina de 2002 y 2003 era una Argentina devastada, con una industria que había pagado un alto costo de la década anterior. Era una industria que había perdido una gran capacidad productiva. Sectores que habían desaparecido. Es una industria donde el peso de las empresas extranjeras es mucho mayor. Y en un mundo muy complejo. Con respecto a la experiencia kirchnerista, hubo un impulso a la recuperación industrial desde el lado del consumo, pero sin políticas específicas para el sector. Sí hubo una política de cambio que favoreció al sector pero eso tuvo una limitación hacia 2011. Después se estanca por la falta de divisas, porque es un sector con poco peso en el plano exportador. En 2011 y 2012 aparecen algunas políticas específicas, de crédito por ejemplo. Pero son pequeñas y tardías. 

APU: Durante el peronismo clásico, entre 1946 y 1955, el proceso de industrialización tuvo dos etapas claras, que se pueden identificar con cada plan quinquenal. Una etapa más expansiva, basada en el consumo, y otra de estabilización, más basada en la producción. ¿Faltó esa segunda etapa en el kirchnerismo?

MR: Cuando ajustar hay que tener mucha capacidad política. El peronismo histórico la tuvo. El kirchnerismo habló de sintonía fina pero no pudo avanzar. En el caso de Perón se hicieron políticas para aumentar las exportaciones en el agro. Se llamó a un Congreso de Productividad para establecer incrementos salariales. Se logró hacer un ajuste sin tocar la base de sustentación del peronismo. En el kirchnerismo hubo algunos intentos en ese sentido. Pero faltó capacidad política para avanzar en ese plano, con un escenario internacional muy adverso. A Perón le pasó algo parecido con las inversiones extranjeras. Había tenido todo un discurso anti inversiones extranjeras que después le costó políticamente el cambio de política. La oposición lo cuestionó mucho en ese punto. 

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