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Futuro incierto para el mercado editorial

Por Silvina Friera para Página 12

El informe de la Cámara Argentina del Libro (CAL)

Futuro incierto para el mercado editorial: cayó un 24% la producción de libros

La cantidad de ejemplares disminuyó el año pasado a valores similares a la prepandemia.  La caída de las ventas en las librerías alcanzó el 40%. «En los últimos dos años, el papel duplicó la inflación y eso impactó en los costos”, explica Juan Manuel Pampín, presidente de la CAL.

La preocupación se dispara mucho más que la inflación galopante de cara a la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Las librerías informaron un desplome en las ventas del 30% durante enero; en febrero se acentuó más y en marzo alcanzó el 40%. Como todos los años, la Cámara Argentina del Libro (CAL), entidad que reúne a las medianas y pequeñas editoriales, presentó el informe anual de la producción editorial, un trabajo cerrado en diciembre pasado, que no incluye los primeros meses de este año. Las novedades cayeron levemente respecto del 2022 con 34.002 títulos publicados, 24.960 en papel y 9.312 en formato digital. Donde más se sintió la caída es en la cantidad de ejemplares: los 47.988.761 representan un 24% menos que el año pasado, una cifra alarmante porque implica retroceder a los números de la prepandemia. 

La tirada promedio pasó de 2.900 ejemplares en 2016 a 1.700 en 2023. La mayoría de estas novedades salieron al mercado con una tirada de apenas 1.000 ejemplares, es decir menos de un ejemplar por cada librería del país. El descenso de la primera tirada se destaca más porque el 40 % de las novedades editadas por el sector editorial comercial se lanzaron con una tirada que no superó los 600 ejemplares. “Las editoriales están publicando tiradas más chicas”, confirma Juan Manuel Pampín, presidente de la CAL a Página/12, una tendencia que se profundiza en momentos de crisis económicas en las que se combina una inflación altísima con salarios que naufragan por debajo de la línea de pobreza. 

“En el 2023 hubo una recesión que comenzó a sentirse sobre todo en la segunda mitad del año; por otro lado, los precios del papel se fueron al demonio: en los últimos dos años, el papel duplicó la inflación y eso impactó en los costos de producción del libro. El costo del papel representaba el 30% del libro y ahora está aproximadamente en 55%. La caída se da por una combinación de cuestiones: menos producción, encarecimiento del papel y reducción de las tiradas”. ¿Hasta cuánto se pueden reducir las tiradas? ¿Cuál es el límite? “Hoy por hoy podés hacer 20 ejemplares o 200 de cada libro que publicás, el tema es la mirada comercial que le imprimís. En Argentina tenemos más de mil librerías y estamos produciendo un ejemplar por librería para llegar idealmente a cada una. Nadie llega a cubrir las mil librerías, pero se usa como unidad de medida -aclara el presidente de la CAL-. Hay editoriales que producen muchísimo menos ejemplares; dependen por supuesto si es una segunda o tercera edición, o si es la primera. Hay libros específicos de medicina o tratados de derecho que apuntan a un determinado público y no necesitan estar en todas las librerías”.

La bibliodiversidad, en términos de cantidad de empresas que editan en el país, creció. Sin embargo, la proporción de nuevos títulos producidos por empresas pymes se mantuvo estable. El 75% de las novedades están realizadas por pymes editoriales, y solo el 25% por los grandes grupos editoriales. “Las editoriales independientes por lo general apuestan por los nuevos autores. Los grandes grupos son descubridores de segundos libros”, plantea Pampín, que además de presidente de la CAL continúa trabajando en Corregidor, editorial argentina que en 2020 cumplió 50 años y fue fundada por su padre, Manuel Pampín (1936-2023), una empresa familiar que se ha mantenido en medio de un mercado global cada vez más concentrado. “Los editores más pequeños somos aquellos que corremos riesgos y descubrimos nuevas voces -agrega-. El ejemplo más claro que tenemos puede ser Cometierra de Dolores Reyes, que fue descubierta por una editorial pequeña independiente (Sigilo) y el año pasado publicó su segunda parte (Miseria) en Penguin Random House. Las editoriales más grandes por lo general tienden a minimizar el riesgo”.

Los grandes grupos editoriales mantienen tiradas promedios cercanas a los 3.500 ejemplares y concentran el 40% de los ejemplares producidos, mientras que en las pymes la tirada promedio es de 1.300. La novedad más significativa es la traducción del japonés, que por primera vez ocupa el tercer lugar en idiomas traducidos con un 6%, después del inglés y del francés. El incremento se debe al fenómeno creciente del manga. El segmento infantil y juvenil, que alcanza el 24% de las publicaciones, sigue siendo la temática más editada por el sector editorial en los últimos años, con una tirada aproximada de 1.500 ejemplares. El informe de la CAL fue elaborado junto al Núcleo de Innovación Social (NIS) del Colegio de Sociólogos y Sociólogas de la Provincia de Buenos Aires basándose en los registros de la Agencia Argentina de ISBN, un número internacional normalizado para la identificación de libros, en todos sus formatos y soportes.

Más de la mitad de los libros de 2023 fueron editados en la ciudad de Buenos Aires. La provincia de Santa Fe consolida su condición de segundo polo editorial con el 9%. Córdoba quedó tercera, con un 4% y una caída de 3 puntos respecto al 7% que había alcanzado en 2022. Otra tendencia que se observa en el informe de la CAL es la cada vez más consolidada edición de autor a través de empresas que ofrecen servicios editoriales. Aunque concentran un 24% de las nuevas publicaciones se caracterizan por sus tiradas reducidas. A partir de la pandemia hubo un crecimiento de las publicaciones digitales; 4 de cada 10 registros son digitales, impulsados sobre todo por las versiones digitales de registros previos en papel, que en 2023 llegó a su pico histórico con el 22%. El 82% de los libros digitales provienen del papel y solo un 18% son “nativos digitales”, es decir, ediciones concebidas exclusivamente en formato digital.

“Los editores somos optimistas seriales -se define Pampín con una dosis de ironía-. La verdad es que la Feria del Libro no es una isla que se pueda abstraer por completo de la situación general, pero también nos renueva las esperanzas, nos hace arrancar el año. Para nosotros es un punto de inflexión muy importante en el que todos apuntamos a trabajar mejor y a tener los libros listos para estar a la altura de la ocasión”.

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