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Mordisquito. A mí no me la vas a contar

Este martes 21 (después del partido entre Argentina y Brasil, a las 23 h aproximadamente) por la TV Pública, se estrena Mordisquito. A mí no me la vas a contar, una serie de ficción producida por Radio y Televisión Argentina y la Biblioteca Nacional que muestra una vez más la apuesta de los medios públicos por la producción de ficción nacional de calidad.

Daniel Casablanca interpretando a Enrique Santos DiscépoloCarlos Portaluppi en el papel de Raúl Apold, la participación especial de Leticia Brédice como Tania, y un elenco integrado por María UcedoEnrique Dumont y David Masajnik, entre otros, protagonizan esta serie que aborda la pasión, lucha y fantasmas de Discépolo, un artista imprescindible de la cultura nacional. Los libros son de Ana Da Costa, Mariano Mucci y Santiago Larre, con dirección de Mariano Mucci, junto a Martín Russo como director de cámaras.

En julio de 1951 Enrique Santos Discépolo, poeta popular, dramaturgo, cancionista, actor y director argentino, fue convocado por Raúl Apold, secretario de medios del peronismo, para realizar una serie de monólogos en los que hace una defensa de las políticas de Estado del justicialismo. A partir de cómo se produjeron esos monólogos, la serie mostrará a lo largo de seis capítulos la relación de Discépolo con el peronismo, su pelea con la oligarquía, su música y sus amores; más la intimidad de esos monólogos de radio que todavía hoy siguen vigentes.

Luego de su estreno, Mordisquito. A mí no me la vas a contar se verá todos los martes a las 22.30 h.

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20 de noviembre: Día de la Soberanía Nacional

Fuente: SIGEN

La fecha conmemora la gesta heroica de los soldados de la Confederación Argentina, liderada por Juan Manuel de Rosas, quienes en inferioridad de condiciones resistieron la invasión del ejército anglo-francés que pretendía colonizar los territorios de nuestro país.

El acontecimiento sirvió para ratificar y garantizar la soberanía nacional y es símbolo de independencia, libertad y unidad nacional.

Conocé los sucesos históricos del 20 de noviembre de 1845 que dieron nacimiento al Día de la Soberanía Nacional.

En la localidad de San Pedro, provincia de Buenos Aires, el río Paraná se angosta y hace una curva en forma de «S» que dificulta la navegación. En ese mismo lugar, las tropas, comandadas por Lucio N Mansilla, junto a criollos, gauchos, indios, mulatos y mujeres, trataron de impedir que los recién estrenados barcos a vapor de Gran Bretaña y Francia -las dos más grandes potencias económicas, políticas y bélicas de la época- avanzaran sobre el territorio nacional.

El 20 de noviembre de 1845 se produjo el combate de la Vuelta de Obligado en el que Gran Bretaña y Francia obtuvieron la victoria. Sin embargo, producto del heroísmo con que nuestras tropas defendieron el territorio, el combate de la Vuelta de Obligado tomó el carácter de ícono de la defensa de la soberanía y, en el año 1974, fue sancionada la Ley que conmemora al 20 de noviembre como el Día de la Soberanía Nacional.

¿Qué sucedió en la Vuelta de Obligado?

En 1845 el Estado nacional argentino estaba en construcción. Juan Manuel de Rosas era gobernador de Buenos Aires y encargado de las relaciones exteriores de la entonces Confederación Argentina. La lucha interna entre unitarios y federales sobre cómo organizar el país estaba candente, principalmente entre correntinos, entrerrianos, santafecinos. Gran Bretaña y Francia querían establecer relaciones comerciales directas con esas provincias sin pasar por Buenos Aires ni reconocer la autoridad de Juan Manuel de Rosas.

Francia, Inglaterra y Buenos Aires tenían constantes conflictos diplomáticos. Las potencias presionaban a Juan Manuel de Rosas para que pusiera fin a la guerra con la Banda Oriental (hoy Uruguay) y quitara las trabas al libre comercio y sus medidas aduaneras que protegían los productos nacionales. Obteniendo la libre navegación de los ríos, los europeos podrían recorrer sin problemas por el río Paraná y apoyar a Corrientes, provincia enfrentada al gobierno de Rosas. Esto permitiría, además, que Montevideo pudiera comerciar tanto con Paraguay como con las provincias del litoral.

Para Mario “Pacho” O’Donnell, la intervención anglo-francesa tenía claros motivos económicos. El historiador describe que los europeos deseaban expandir sus mercados utilizando sus nuevos barcos de guerra a vapor -ya no a vela- que les permitían internarse en los ríos interiores sin depender de los vientos. Y para eso necesitaban intervenir en el conflicto armado entre la Argentina y Uruguay, a favor de los orientales. También independizar Corrientes, Entre Ríos y Misiones formando un nuevo país, la ‘República de la Mesopotamia’, que haría del Paraná un río internacional de navegación libre. De esta manera, además, podrían llegar a Paraguay y hacerse de algodón barato y de buena calidad necesario para las hilanderías británicas, base de su revolución industrial. 


Retrato de Lucio Norberto Mansilla.

El 20 de noviembre de 1845

En medio del conflicto económico entre Buenos Aires y el Litoral y la puja política por encabezar la organización nacional, en marzo de 1845, Justo José de Urquiza -gobernador de Entre Ríos- derrota al oriental Fructuoso Rivera, en India Muerta. El triunfo federal parece definitivo, por lo cual las grandes potencias deciden intervenir: bloquean el puerto de Buenos Aires en el mes de septiembre e ingresan por el Río Paraná en noviembre, violando nuestra soberanía.

Sabiendo que era casi imposible combatir a los invasores debido a superioridad bélica y tecnológica, la estrategia local se fundó en provocarles la mayor cantidad de daños posibles en sus barcos de guerra y en los mercantes. En esa curva donde el río se angosta, las tropas comandadas por el general Lucio N. Mansilla, encargado de la defensa del territorio nacional, tendieron tres gruesas cadenas, de costa a costa, sostenidas sobre 24 barcazas para cerrar el paso. De esta manera, además, podrían provocar bajas en soldados y marineros durante el tiempo en que tardaran en cortar las cadenas.

Los agresores, que creyeron no iban a tener inconvenientes al pasar, finalmente lograron avanzar, dejando un número de bajas en las tropas nacionales diez veces mayor. Si bien lograron cortar las cadenas se encontraron con nuevos ataques en San Lorenzo y Tonelero, que aunque no les generaron daños significativos, les obligaron a vivenciar la hostilidad de la defensa nacional.

Tras la derrota en Vuelta de Obligado, la expectativa comercial para Francia y Gran Bretaña no fue lo que esperaban y regresaron sin cumplir el objetivo mercantil. Los ingleses levantaron el bloqueo en 1847, mientras que los franceses lo hicieron al año siguiente. Los tratados de paz recién se alcanzarían en 1849 y 1850.

El 10 de mayo de 1846, José de San Martín le escribió a su amigo Tomás Guido: “Los interventores habrán visto por este échantillon que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca”.


El diseño del billete ilustra la vida de Juan Manuel de Rosas. En el reverso se imprime una ilustración de las fuerzas anglo francesas que avanzan por el Paraná, protegiendo un convoy comercial; la síntesis biográfica del prócer en miniletra y la reproducción de los trofeos militares incluidos en la moneda de 8 reales de 1840. Fuente: Banco de la Nación Argentina.

Conocé más sobre la Vuelta del Obligado en el Museo Histórico Nacional

El Museo Histórico Nacional (MHN) custodia testimonios relevantes de la Vuelta de Obligado. Uno de los más destacados es la Bandera de la Confederación Argentina tomada por los franceses en el combate. Esta bandera mide cuatro metros de largo por dos metros noventa de ancho, de lana, formada por dos bandas azul oscuro y una blanca, con un sol rojo en el centro. Fue entregada en 1997 por el entonces Presidente de Francia Jacques Chirac al gobierno argentino.



Para más información, haga click en la imagen.

Otra de las piezas relevante es el sable corvo de San Martín, pieza icónica de la libertad Sud americana y que además fuera entregado por el propio San Martín en su testamento a Juan Manuel de Rosas por los hechos acontecidos en la defensa del puerto del Buenos Aires. Esto decía:

Testamento: “El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sur le será entregado al general Juan Manuel de Rosas, como prueba de la satisfacción que, como argentino, he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla”. Leer testamento completo.

Fuente: Museo Histórico Nacional / Mario "Pacho" O'Donnell en La Gran Epopeya. El combate de la Vuelta de Obligado.

Fuente: Museo Histórico Nacional / Mario «Pacho» O’Donnell en La Gran Epopeya. El combate de la Vuelta de Obligado.

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Concierto y conferencia en homenaje a la Batalla de la Vuelta de Obligado

El 20 de noviembre se cumplen un nuevo aniversario de la Batalla de la Vuelta de Obligado, una de las acciones defensivas más importantes de la historia nacional. El combate tuvo un resultado negativo para las fuerza argentinas, sin embargo, producto del heroísmo con que se defendió el territorio, este día fue declarado como el Día de la Soberanía Nacional.

Conferencia

El viernes 17 de noviembre a las 18 h, en el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas(Montevideo 641, CABA) se realizará una conferencia en conmemoración a la Batalla de la Vuelta de Obligado, a cargo del Gral. (RE) Fabián Brown y el Dr. Alberto Gelly Cantilo. Al final habrá un brindis de honor.

Concierto

El lunes 20, a las 16 h, la Banda de Música de la Prefectura Naval Argentina brindará un espectáculo musical en conmemoración al Día de la Soberanía Nacional. El acceso es libre y gratuito.

Vuelta de Obligado: reivindicación de una epopeya nacional olvidada

Por Mario Pacho O’Donnell

El combate de la “Vuelta de Obligado” es, junto al Cruce de los Andes, una de las dos mayores epopeyas de nuestra Patria. Una gesta victoriosa en defensa de nuestra soberanía que puso a prueba exitosamente el coraje y el patriotismo de argentinas y argentinos, lamentablemente silenciada por la historiografía liberal escrita por la oligarquía porteñista, antipopular y europeizante, vencedora de nuestras guerras civiles del siglo XIX.

Corría 1845. Las dos más grandes potencias económicas, políticas y bélicas de la época, Gran Bretaña y Francia, se unieron para atacar a la Argentina, entonces bajo el mando del gobernador de Buenos Aires, don Juan Manuel de Rosas. El pretexto fue una causa “humanitaria”: terminar con el gobierno supuestamente tiránico de Rosas, que los desafiaba poniendo trabas al libre comercio con medidas aduaneras que protegían a los productos nacionales, y fundando un Banco Nacional que escapaba al dominio de los capitales extranjeros.

Los reales motivos de la “intervención en el Río de la Plata”, como la llamaron los europeos, fueron de índole económica. Deseaban expandir sus mercados a favor del invento de los barcos de guerra a vapor que les permitían internarse en los ríos interiores sin depender de los vientos y así alcanzar nuestras provincias litorales, el Paraguay y el sur del Brasil. Dichas intenciones eran denunciadas por los casi cien barcos mercantes que seguían a las naves de guerra.

Otro objetivo de la gigantesca armada era desnivelar el conflicto armado entre la Argentina y la Banda Oriental (hoy República del Uruguay) a favor de ésta, que los franceses consideraban entonces protectorado propio. También independizar Corrientes, Entre Ríos y lo que es hoy Misiones formando un nuevo país, la “República de la Mesopotamia”, que empequeñecería y debilitaría a la Argentina y haría del Paraná un río internacional de navegación libre.

Los invasores contaron con el antipatriótico apoyo de argentinos enemigos de la Confederación rosista, que se identificaban como “unitarios”, muchos de ellos emigrados en Montevideo. Fueron ellos los que, vencedores del federalismo popular, escribieron nuestra historia oficial, lo que explica que la epopeya de Obligado haya sido ominosamente ignorada hasta nuestros días. Ingleses y franceses creyeron que la sola exhibición de sus imponentes naves, sus entrenados marineros y soldados y su modernísimo armamento bastarían para doblegar a nuestros antepasados como acababa de suceder con China.

Táctica y estrategia
Pero no fue así: Rosas, que gobernaba con el apoyo de la mayoría de la población, sobre todo de los sectores populares, decidió hacerles frente. Encargó al general Lucio N. Mansilla conducir la defensa. Su estrategia fue la siguiente:
1) Era imposible vencer militarmente a los invasores por la diferencia de poderío y experiencia lo que hacía inevitable que tuvieran éxito en su propósito de remontar el río Paraná.
2) Pero dado que se traba de una operación comercial encubierta, el objetivo era provocarles daños económicos suficientes como para hacerlos desistir de la empresa y, lograr así una victoria estratégica que vigorosas negociaciones diplomáticas harían luego contundente.
3) Era necesario buscar un lugar del Paraná donde fuera posible alcanzar a los barcos enemigos con los escasos, anticuados y poco potentes cañones que se tenían. Mansilla emplazó cuatro baterías en el lugar conocido como “Vuelta de Obligado”, donde el río se angosta y describe una curva que dificultaba la navegación. Allí nuestros heroicos antepasados tendieron tres gruesas cadenas sostenidas sobre barcazas y de esa manera lograron que durante el tiempo que tardaron en cortarlas, los enemigos sufrieran numerosas bajas en soldados y marineros y devastadores daños en sus barcos de guerra y en los mercantes. El calvario de las armadas europeas y los convoyes mercantes que las seguían continuó durante el viaje de ida y de regreso, siendo ferozmente atacadas desde las baterías de “Quebracho”, del “Tonelero”, de “San Lorenzo” y, otra vez, desde “Obligado”. Lucio N. Mansilla se puso valientemente al frente de sus tropas para rechazar el desembarco de los enemigos y resultó gravemente herido.

Hubo valientes mujeres de San Pedro y de San Nicolás que lucharon a la par de los hombres y que también cumplieron importantes servicios en el cuidado de los heridos. Entre ellas se destacaron, entre otras, Josefa Ruiz Moreno, Rudecinda Porcel, María Ruiz Moreno, Carolina Suárez, Francisca Nabarro y Faustina Pereira, encabezadas por Petrona Simonino.

La estrategia fijada por Rosas y Mansilla tuvo éxito y las grandes potencias de la época finalmente se vieron obligadas a capitular aceptando las condiciones impuestas por la Argentina y cumpliendo con la cláusula que imponía a ambas armadas, al abandonar el río de la Plata, disparar veintiún cañonazos de homenaje y desagravio al pabellón nacional. Las provincias litorales continuaron siendo parte de nuestro territorio y el Paraná es hasta hoy un río interior argentino.

Desde su destierro en Francia, don José de San Martín, henchido de orgulloso patriotismo, escribió a su amigo Tomás Guido el 10 de mayo de 1846: “Los interventores habrán visto por este échantillon que los argentinos no son empanadas que se comen sin mas trabajo que abrir la boca” y mas adelante felicitaría al Restaurador: “La batalla de Obligado es una segunda guerra de la Independencia”. Y al morir le legó su sable libertador.

Por ley 20.770 se conmemora la epopeya de la Batalla de la Vuelta de Obligado como Día de la Soberanía Nacional.

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Ediciones CICCUS cambia su lista de precios a partir del 1 de diciembre de 2023

Ediciones CICCUS informa su nueva lista de precios, que entrará en vigencia a partir del 1 de diciembre de 2023.

Se recibirán liquidaciones y/o pedidos en firme con precio anterior hasta el 20 de diciembre de 2023 inclusive. La nueva lista se podrá descargar en www.ciccus.org.ar/listadeprecios.

Ante cualquier consulta o solicitud, dirigirse a ventas@ciccus.org.ar


Sergio Mora

Gerente comercial
Ediciones CICCUS

Federico A. Gimémez
Tesorero
Fundación CICCUS

Fundación Centro de Integración, Comunicación, Cultura y Sociedad (CICCUS)
Moreno 2640 (C1094ABR) CABA Argentina
Tel.: (011) 4308-3649
www.ciccus.org.ar

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Educar y gestar en cultura

De lectura imprescindible para los ministros/as de cultura y educación que asuman el próximo 10 de diciembre de 2023.

Por Ricardo Luis Acebal

El texto de la contratapa expresa claramente por dónde hay que empezar para corregir una «equivocación» que parece ser eterna en nuestra Patria. Subrayo parte de ese texto, que a continuación usted podrá leer en su totalidad: No hay educación sin cultura; simplemente porque esta es la matriz, el marco, el contenido y el fin de todo proceso de formación humana.

Descripción

Toda actividad humana nos remite indefectiblemente a un determinado contexto cultural: a un tiempo, a un espacio, a unas formas de comunicar y de organizar socialmente la supervivencia y, también, a ciertas maneras de producir y reproducir un universo significativo. En ese contexto, la función principal de la educación, desde que existe históricamente como institución, ha sido formar culturalmente no solo a niños y jóvenes, sino también a los restantes miembros de una sociedad.

Las acciones educativas son una construcción socio-histórica y, por lo tanto, en un sentido amplio: cultural. La educación es siempre emergente de una cultura, entendida esta como una forma integral de vida. La finalidad de todo proceso educativo es la formación humana integral y es éticamente imprescindible preguntarse: ¿desde qué modelo de humanidad estamos operando en nuestra práctica profesional? ¿Es ese el modelo al cual aspiramos y en cuya construcción queremos colaborar? Y si no lo es, ¿cómo construimos algún otro? Todo proceso formativo (educativo) es total, y cualquier separación entre lo físico, emocional y mental debe ser operativa.

No hay educación sin cultura; simplemente porque esta es la matriz, el marco, el contenido y el fin de todo proceso de formación humana. Así, todo docente es un gestor cultural y, en gran medida, todo gestor cultural educa con su hacer.

Si la «equivocación» con respecto a que antes que nada debemos tener bien claro entender de qué hablamos cuando decimos CULTURA, si ese «error» se hubiera patentizado en la gestión de los gobiernos surgidos de golpes de estado vendepatria (1955, todos los de los años 60 y 70 que culminaron con el exitoso proceso de asesinato nacional 76/83) estaría claro el porqué del «error». Pero ocurre que a toda esa etapa negra de nuestra Historia le sucedieron gobiernos elegidos democráticamente durante los últimos cuarenta años.

Y la constante parece ser que el último tema a resolver siempre parece ser a quién se designa secretario de Cultura en las municipalidades y en las provincias y del mismo modo en cuanto al gobierno nacional en lo que respecta a los ministerios de Cultura y de Educación.

Es como si esos cargos se cubrieran solo para cumplir con el protocolo. Entonces ahí se nombran (con poquísimas honrosas excepciones) a «amigas/os», personas que no se prepararon nunca para esos cargos y por lo tanto no tienen la menor idea de qué van a hacer en el corto, mediano y largo plazo.

Si el/la nuevo ministro/a de Cultura proviene del Teatro, el 75% de su presupuesto se irá en escenarios y plateas por todos lados. Lo mismo ocurrirá si proviene de la Música, o del Cine, o etc.

¿Cuándo se entenderá que un funcionario que conducirá CULTURA (y también Educación) debe tener un proyecto, un plan abarcativo que se ocupe de todos los aspectos que conforman la Cultura  y que la cosa no es inaugurar pomposos centros «culturales» en pleno centro de las capitales y/o cabeceras municipales sino clubes barriales donde puedan concurrir niñas, niños y jóvenes a quienes se les informe y eduque (enseñando a «pensar», usar el bocho, no el celular y el tic toc) como humanos nacidos en una tierra riquísima en culturas autóctonas. Que no significa ser «retardatario» saber de dónde se viene, porque a partir de esa claridad se instrumentarán las políticas que nos convengan como nación y nos sirvan para dejar de ser colonia.  

Por eso recomiendo que los futuros ministros/as y secretarios/as no dejen de leer lo que escribieron Olmos y Santillán Güemes, dos docentes nacionales (no nazionales) con amplísima experiencia, a partir de la página 43: Breve historia del término y el concepto «cultura».

Asimismo les recomiendo en la página 79 Cultura garpa (Apuntes y reflexiones sobre cultura, política y poder).

También Enseñar la región, desde la página 107.

En realidad les recomiendo TODAS las doscientas páginas, muy bien editadas por Ciccus. A fin de que se interesen más en la lectura y teniendo en cuenta (sobre todo los docentes) que ya estamos llegando al fin de las clases y por lo tanto vamos a tener un poco más de tiempo para leer y sobre todo reflexionar, a continuación se reproducen el índice y otros datos que forman parte del libro.